PREMIOS FEROZ

 La película de Estíbaliz Urresola20.000 especies de abejas fue la designada como la película del año por los críticos y allegados (además de vencer Patricia López Arnaiz como intérprete de reparto). Impecable el recorrido de una cinta que empezó ganando en la Berlinale el premio para su protagonista Sofía Otero, siguió su carrera de logros en los Forqué y ahora lo hace aquí. Veremos en los Goya. Sin duda, y ante la que está cayendo, bien está que un canto a la comunicación, la tolerancia y el respeto en el cuerpo menudo de una niña trans sea la señalada precisamente ahora, precisamente hoy (es decir, ayer).

El esfuerzo mayor de Juan Antonio Bayona en la implacable e impecable La sociedad de la nieve mereció ser coronado como mejor dirección. También ganó en la categoría de trailer para Harry Eaton. A su lado, la comedia honrada fue la cinta de animación Robot dreams, de Pablo Berger, que además se hizo con las menciones de música para Alfonso de Vilallonga y cartel para José Luis Ágreda. Es decir, la película nominada a los Oscar fue la que más estatuillas se llevó a casa. Tres en total. Sorprende la rotura de las barreras entre géneros. Sorprende y se agradece porque, como dijo el director, la animación no es un género. El premio al guion fue para Upon Entry (la llegada), firmado por los propios directores de la cinta Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vasquez.


En lo que refiere a los intérpretes, ni una repetición. Malena Alterio fue la feroz del año por Que nadie duerma, de Antonio Méndez Esparza; David Verdaguer, el feroz por Saben Aquell, de David TruebaPatricia López Arnaiz, la feroz de reparto, decíamos, por 20.000 especies de abejas, y La Dani, el feroz de reparto por Te estoy amando locamente, de Alejandro Marin. Y, últimos pero no menores, los premios Arrebato (es decir, los que señalan el riesgo) cayeron del lado de Sobre todo de noche, de Víctor Iriarte, en la categoría de ficción, y La Singla, de Paloma Zapata, en la de no-ficción (antes, documental).

Solo habría que poner una pega, y no menor, es que la película más nominada y, sin duda acontecimiento del año, Cerrar los ojos, de Víctor Erice, entró a la gala con nueve candidaturas y se fue de ella de vacío. Por hacer la lectura positiva que, entre tanta negatividad y denuncia, es necesaria, podríamos decir que el reconocimiento del respeto y de todo lo demás ya estaba antes y seguirá después. No suena creíble, pero algo hay que decir.

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